Cartel original de la Exposición de Arte Degenerado/Origial poster Degenerate Art Exhibition |
Las obras se incluían "si eran abstractas o expresionistas, pero también, en algunos casos, si el trabajo era obra de un artista judío", le cuenta a la BBC Jonathan Petropoulos, profesor de historia europea en el Claremont McKenna College, en California. Petropoulos señala que la exposición se presentó con la intención deliberada de provocar una reacción negativa. "Colgaron los cuadros torcidos, había grafiti en las paredes que insultaba a las obras y a los artistas e hicieron que este arte pareciera extraño y ridículo".
Goebbels en la exposición/Goebbels at the exhibition |
Hitler había sido un artista antes de convertirse en político, pero las pinturas realistas de edificios y paisajes que él prefería habían sido desestimadas por la cúpula artística que se decantaba por los estilos abstractos y modernos. La Exhibición de Arte Degenerado fue el momento en el que se vengó, siguiendo un discurso pronunciado ese mismo verano: "las obras de arte que no pueden ser entendidas por sí solas, sino que necesitaban de un libro con instrucciones pretenciosas para justificar su existencia, nunca más le llegarán al pueblo alemán".
Las obras estaban divididas en diferentes salones por categorías: arte blasfemo, obras de artistas judíos o comunistas, arte que criticaba a los soldados alemanes, arte que ofendía el honor de las alemanas. Una de las salas mostraba sólo pinturas abstractas y se llamaba "la sala de la locura". La idea base de la exposición era no sólo burlarse del arte moderno sino alentar a los visitantes a verlo como un síntoma de una conspiración malévola contra los alemanes, y así los nazis alegaban que el arte degenerado era el producto de judíos y bolcheviques, a pesar de que sólo seis de los 112 artistas expuestos eran judíos.
La Exhibición de Arte Degenerado en Múnich atrajo más de un millón de visitantes, tres veces más que la oficial Gran Exhibición de Arte Alemán, muchos de los cuales acudieron probablemente porque se dieron cuenta que esa podría ser su última oportunidad de ver este tipo de arte en Alemania.
Los nazis quemaron algunas de las obras más tarde, y para muchos de los artistas expuestos, este fue sólo el principio de los muy difíciles tiempos que estaban por venir. No obstante, Petropoulos señala que para algunos, haber sido vetados por los nazis tuvo un aspecto positivo: "La obra artística se volvió más atractiva en el extranjero, ciertamente en los círculos antinazis cobró valor. Además, pienso que en el largo plazo fue bueno para el arte moderno haber sido visto como algo que los nazis detestaban y odiaban".
Una convencional obra de Hitler/Hitler's 'conventional' painting |
Works were included "if they were abstract or expressionistic, but also in certain cases if the work was by a Jewish artist," says Jonathan Petropoulos, professor of European History at Claremont McKenna College. Petropoulos says the exhibition was laid out with the deliberate intention of encouraging a negative reaction. "The pictures were hung askew, there was graffiti on the walls, which insulted the art and the artists, and made claims that made this art seem outlandish, ridiculous."
Hitler had been an artist before he was a politician - but the realistic paintings of buildings and landscapes that he preferred had been dismissed by the art establishment in favour of abstract and modern styles. So the Degenerate Art Exhibition was his moment to get his revenge, as he said in a speech this same summer: "works of art which cannot be understood in themselves but need some pretentious instruction book to justify their existence will never again find their way to the German people".
Una vista de la exposición/A view of the exhibition |
The Degenerate Art Exhibition in Munich attracted more than a million visitors - three times more than the officially sanctioned Great German Art Exhibition, showing that maybe many realised it could be their last chance to see this kind of art in Germany.
Some of the art was later burned by the Nazis, and for many of the artists this was only the beginning of very hard times ahead. But Petropoulos says that for some, being banned by the Nazis turned out to have a positive side: "This artwork became more attractive abroad, or certainly in anti-Nazi circles it gained values because the Nazis opposed it, and I think that over the longer run it was good for modern art to be viewed as something that the Nazis detested and hated."
Tomado de/Taken from BBC (Español/English)